Carlo Scarpa, el virtuoso arquitecto inmortal

Hace tan solo unos días tuvimos la oportunidad de visitar la región italiana del Veneto, de la mano de Matter Barcelona, un showroom con la mejor selección de materiales para proyectos de arquitectura e interiorismo y Lapitec, fabricante italiano de piedras sinterizadas.
Imagen: Lapitec
Durante la primera jornada disfrutamos del producto y la visita a la fábrica de la firma italiana, líder en el sector y testigo del estilo y saber hacer italiano.
Descubrimos las características y funcionalidades de este singular revestimiento, que destaca por su versatilidad, durabilidad, resistencia y, especialmente, por ser un producto 100% natural, ya que se produce respetando el medio ambiente y al consumidor, por no contener ningún tipo de resinas, ni derivados del petróleo. Además, es antibacteriano y un material completamente inerte.
Imagen: Lapitec
Las características de Lapitec lo convierten en la superficie ideal para multitud de aplicaciones arquitectónicas y decorativas, entre las que destaca su uso como revestimiento interior y exterior, para fachadas ventiladas, como pavimento, revestimientos para piscina, encimeras de cocina y revestimientos para el baño, entre otras.
Tras conocer in situ la variedad de colores, acabados, grosores y usos de Lapitec, tuvimos la oportunidad de descubrir la obra de Carlo Scarpa, prestigioso arquitecto veneciano que, durante su prolífica carrera, se distinguió por su búsqueda constante de la perfección en los detalles arquitectónicos, tal y como pudimos apreciar en la tumba de Giuseppe Brion, ubicada en el Complejo Monumental del Cementerio de San Vito d’Altivole, en Treviso.
Este proyecto arquitectónico se llevó a cabo de 1969 a 1978 y ocupa una superficie de más de 2.000 m2.
El complejo está organizado en una zona alta respecto al nivel de la campiña rodeada por una alta pared inclinada hacia el interior: esta especie de cortina impide la vista desde fuera de la zona del cementerio y al mismo tiempo permite que el visitante disfrute del paisaje que lo rodea.
El maestro italiano articula la composición en torno a una serie de objetos arquitectónicos: la iglesia, la capilla de los parientes, las tumbas del matrimonio Brion y el pabellón en el agua.
Haciendo el recorrido trazado por Carlo Scarpa por el interior del área sepulcral se puede distinguir la calibrada y armónica posición visual de cada elemento respecto de los otros.
Los edificios están cargados de simbolismo relacionados con cuestiones como la unión conyugal, la vida y la muerte.
Scarpa trabajó en este proyecto hasta el fin de sus días, en 1978. De hecho, en el mismo complejo funerario se halla también la tumba del arquitecto, en un discreto espacio del mismo.
Durante la misma jornada, nos brindaron la oportunidad de conocer, también en Treviso, la Fundación y Gipsoteca Cánova, cuya ampliación fue obra de Scarpa.
Esta fundación y museo acoge obras de gran relevancia de Antonio Canova, el gran escultor y pintor neoclásico, considerado el mejor escultor europeo desde Bernini y artífice de obras como Psique reanimada por el beso del amor, de 1793, un grupo escultórico realizado en mármol blanco, que se conserva actualmente en el Louvre, en París, la Venus Victrix (1805-1808), un retrato mitologizado de Paulina Bonaparte como diosa Venus, expuesta en la Galería Borghese de Roma o Las Tres Gracias, una obra realizada en 1813, un grupo escultórico de estilo neoclásico, en mármol, de las tres cárites mitológicas, hijas de Zeus que representaban la belleza, el encanto y la alegría.
Scarpa trabajó en la ampliación de la Fundación y Gipsoteca Canoviana de 1955 a 1957 y, aunque fue vaciada durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial, para evitar los saqueos y los bombardeos, en la actualidad luce tal y como proyectó el arquitecto italiano.
Influenciado en la primera etapa de su carrera por Le Corbusier y por Frank Lloyd Wright en la segunda, Carlo Scarpa participó activa y regularmente con la Bienal de Venecia, y se consagra como auténtico maestro en la construcción de espacios artísticos y museos, como es el caso de la Fundación y Gipsoteca Canoviana y más de 60 museos y exposiciones que diseñó a nivel internacional, en los últimos años de su vida.
Además de estas dos obras que pudimos descubrir en primera persona, Carlo Scarpa es también artífice de otros proyectos de gran relevancia artística y arquitectónica.
Tras recibir el Premio Nacional de Arquitectura Olivetti en 1956, Scarpa fue el encargado de la remodelación y adecuación del Negozio Olivetti, situado en la Plaza de San Marcos en Venecia.
Adriano Olivetti le pidió la rehabilitación del singular espacio, con fachada a la popular plaza y al pequeño patio del Cavaletto, para utilizar como tienda y showroom.
Imagen de: Radio Montecarlo
Gracias a su diseño, el Negozio interactúa y se funde con la espectacularidad de la plaza de forma armónica y viceversa.
Tras años en el olvido, el Negozio Olivetti fue restaurado de nuevo y vuelve a ser el espacio concebido y organizado por Scarpa, que actualmente puede visitarse.
También en Venecia podemos encontrar la intervención del arquitecto en otras obras como el acondicionamiento de algunas salas del museo Correr, en 1960 y la remodelación de la Fundación Querini-Stampalia, encargada por su amigo y director de la misma, Giuseppe Mazzario. Esta reforma comprendía la planta baja y el patio de la sede del palacio del siglo XVI que aloja la Fundación y fue llevada a cabo de 1961 a 1963.
Imagen de Christian Beck
En 1964 fue el elegido para llevar a cabo la reconstrucción y sistematización del museo de Castelvecchio en Verona, convertido en uno de sus proyectos más significativos.
Imagen: Via
El inconfundible estilo arquitectónico del maestro italiano puede apreciarse en el diseño de los detalles de puertas, escaleras, mobiliario y los accesorios creados para mostrar obras de arte. Gracias a la intervención de Carlo Scarpa se consiguió el equilibrio perfecto entre lo antiguo y lo nuevo, un enfoque poco usual en la época, que se ha convertido en un referente para la renovación y restauración, tal y como la conocemos actualmente.
Virtuoso y detallista, su dedicación, exigencia y búsqueda de la perfección, conceptos que se reflejan en cada una de sus obras, le merecen ser distinguido como uno de los maestros más influyentes de la arquitectura moderna en la segunda mitad del siglo XX.
-ESTHER ALGARA-